enero 27, 2012

La Motivación


La motivación está constituida por todos los factores capaces de provocar, mantener y dirigir la conducta hacia un objetivo.

Hoy en día es un elemento importante en la administración de personal por lo que se requiere conocerlo, y más que ello, dominarlo, sólo así la empresa estará en condiciones de formar una cultura organizacional sólida y confiable.

En el ejemplo del hambre, evidentemente tenemos una motivación, puesto que éste provoca la conducta que consiste en ir a buscar alimento y, además, la mantiene; es decir, cuanta más hambre tengamos, más directamente nos encaminaremos al satisfactor adecuado. Si tenemos hambre vamos al alimento; es decir, la motivación nos dirige para satisfacer la necesidad.

La motivación también es considerada como el impulso que conduce a una persona a elegir y realizar una acción entre aquellas alternativas que se presentan en una determinada situación. En efecto, la motivación está relacionada con el impulso, porque éste provee eficacia al esfuerzo colectivo orientado a conseguir los objetivos de la empresa, por ejemplo, y empuja al individuo a la búsqueda continua de mejores situaciones a fin de realizarse profesional y personalmente, integrándolo así en la comunidad donde su acción cobra significado.

El impulso más intenso es la supervivencia en estado puro cuando se lucha por la vida, seguido por las motivaciones que derivan de la satisfacción de las necesidades primarias y secundarias (hambre, sed, abrigo, sexo, seguridad, protección. etc.).

MOTIVACIÓN Y CONDUCTA

Con el objeto de explicar la relación motivación-conducta, es importante partir de algunas posiciones teóricas que presuponen la existencia de ciertas leyes o principios basados en la acumulación de observaciones empíricas.

Según Chiavenato, existen tres premisas que explican la naturaleza de la conducta humana. Estas son:

a) El comportamiento es causado. Es decir, existe una causa interna o externa que origina el comportamiento humano, producto de la influencia de la herencia y del medio ambiente.

b) El comportamiento es motivado. Los impulsos, deseos, necesidades o tendencias, son los motivos del comportamiento.

c) El comportamiento está orientado hacia objetivos. Existe una finalidad en todo comportamiento humano, dado que hay una causa que lo genera. La conducta siempre está dirigida hacia algún objetivo.

EL CICLO MOTIVACIONAL

Si enfocamos la motivación como un proceso para satisfacer necesidades, surge lo que se denomina el ciclo motivacional, cuyas etapas son las siguientes:

a) Homeostasis. Es decir, en cierto momento el organismo humano permanece en estado de equilibrio.

b) Estímulo. Es cuando aparece un estímulo y genera una necesidad.

c) Necesidad. Esta necesidad (insatisfecha aún), provoca un estado de tensión.

d) Estado de tensión. La tensión produce un impulso que da lugar a un comportamiento o acción.

e) Comportamiento. El comportamiento, al activarse, se dirige a satisfacer dicha necesidad. Alcanza el objetivo satisfactoriamente.

f) Satisfacción. Si se satisface la necesidad, el organismo retorna a su estado de equilibrio, hasta que otro estimulo se presente. Toda satisfacción es básicamente una liberación de tensión que permite el retorno al equilibrio homeostático anterior.

Sin embargo, para redondear el concepto básico, cabe señalar que cuando una necesidad no es satisfecha dentro de un tiempo razonable, puede llevar a ciertas reacciones como las siguientes:

a) Desorganización del comportamiento (conducta ilógica y sin explicación aparente).

b) Agresividad (física, verbal, etc.)

c) Reacciones emocionales (ansiedad, aflicción, nerviosismo y otras manifestaciones como insomnio, problemas circulatorios y digestivos etc.)

d) Alineación, apatía y desinterés

Lo que se encuentra con más frecuencia en la industria es que, cuando las rutas que conducen al objetivo de los trabajadores están bloqueadas, ellos normalmente “se rinden”. La moral decae, se reúnen con sus amigos para quejarse y, en algunos casos, toman venganza arrojando la herramienta (en ocasiones deliberadamente) contra la maquinaria, u optan por conductas impropias, como forma de reaccionar ante la frustración.

enero 10, 2012

Jamas te compares


Jamás te compares con nadie, ni a tu favor ni en contra; cada cual recibe de la vida lo que ha merecido y cosecha lo que ha sembrado.
Oriéntate a lograr lo mejor de ti mismo y de tu vida; cada cual tiene una diferente misión para cumplir y lo que hace felices a unos puede ser la infelicidad para otros; concéntrate sólo en tus ventajas y beneficios.
No te pongas triste, no te apures, no te angusties ni te deprimas por haber cometido algún error, tómalo positivamente y considéralo un aprendizaje, una importante lección.
Lo grave no es equivocarse, lo delicado es seguir cometiendo el mismo error; analízate, búscate, piensa en donde estuvo tu equivocación e intenta remediarla; de esta manera cada error se convertirá en un paso adelante y en una lección aprovechada positivamente.
Las personas a tu alrededor, tu familia, tus compañeros, tus amistades, clientes y conocidos, no te querrán más y no te recordarán mejor por lo que tienes, sino por ser quien ERES y por las cosas que haces y dices.
Procura mejorar internamente y superarte en lo que haces por y para los demás; estas son las cosas que te merecerán prestigio, respeto y aceptación.
Enfoca tus problemas, tus preocupaciones y tus angustias desde el punto de vista de lo que puedas hacer para superarlas y no desde lo que ellas pueden hacer para destruir y amargar tu vida.
Indudablemente tú eres más, puedes más y vales mucho más que lo que te preocupa; no te dediques a angustiarte, dedica tus mejores esfuerzos a las soluciones.
Procura ser LA MEJOR PERSONA en lo que haces, procura la excelencia en lo que te ocupes, en tu trabajo, en tu estudio y en tus relaciones familiares, laborales y personales, sin importar qué es lo que haces; cualquier trabajo y cualquier actividad serán dignos y te proporcionará crecimiento si procuras hacerlo lo mejor que te sea posible exigiéndote a ti mismo.
Busca tu propio nivel de excelencia.
Autor: Desconocido

enero 05, 2012

Ríase de ústed mism@... y la vida será mejor.


A medida que va transcurriendo nuestra vida, y con el paso de los años, vamos aumentando la serenidad y disminuyendo nuestro sufrimiento existencial.
El proceso de maduración trae como consecuencia una reducción de la importancia personal y de la importancia que a su vez, parecen tener las cosas.
La liviandad que produce el reconocer que ya no hay máscaras por sostener, que no tiene sentido mostrar algo que no estamos siendo y liberarnos del peso de tener siempre una respuesta correcta a flor de labios, para cada una de las preguntas a la que la vida nos enfrenta.
Desarrollar nuestros sentidos, principalmente el “del humor”, que como signo de flexibilidad, nos permitirá poner en “tela de juicio” las verdades que oprimen a este mundo.
¿Pero, qué podemos hacer para reírnos un poco más de nosotros mismos?
En principio, no ocultar vergonzosamente nuestras debilidades y carencias, en el momento en que aparecen por la puerta de nuestra conciencia.
Una vez reconocidas, conviene dejar el camino de la culpa y la exigencia, y cruzar por el que dice:“Reírse rápido de nuestra limitación y torpeza, antes de que se olvide y desparezca”.
Si aún así, a usted le cuesta, ríase de su seriedad, tal vez de unas arrugas demás y de su importancia personal.
Ríase del fantasma de la soledad, del temor al engaño y del miedo al fracaso.
Ríase de su inseguridad, de sus lágrimas en el cine y de sus anhelos de una pareja perfecta.
Ríase de su vergüenza, del ridículo que un día hizo y de su ansiedad nunca satisfecha.
Ríase de su cuerpo y de la sutil decadencia.
Ríase de su orgullo, de sus envidias y de su impaciencia.
Ríase de sus dolores, de sus lágrimas y de sus miedos a empezar una y otra vez.
Ríase de sus bajones, de su cólera y de sus carencias.
Ríase del fluctuar de su dinero, de sus pasiones y de sus emociones extremas.
Ríase de su incomodidad ante las críticas, de su perfeccionismo y de la intensidad de su enojo.
Ríase de no haber hecho lo que quería, de no haberse enamorado más de la vida y de haber perdido el profundo sabor de la Presencia.
Tal vez, todo cobre para usted un nuevo sentido, en los momentos en que olvida el milagro de la existencia.